Un decreto que importa, importa basura.
El 2019 tuvo su impacto en lo ambiental. Un ejemplo de ello es que en el pasado agosto el presidente nos dejo un decreto que flexibiliza la importación de basura.
En él, principalmente, se propone la eliminación de los certificados de inocuidad para la importación de los desechos dado que supuestamente esos certificados son de imposible cumplimiento. Asimismo, cambia la autoridad de aplicación de un organismo dedicado a lo ambiental por el ministerio de producción. Y, por último destaca que si la industria lo considera necesario se tendrá eso en cuenta a la hora darle el ok a determinado producto para su importación, entre otras cosas.
Lo cierto es que el decreto tiene tanto vocabulario ambiental que tranquilamente podría confundir a un lector adormecido.
Lo encuentran como el 591/2019 y si buscan su derogación, sorpresa: no la encontrarán!
Lo que si encontrarán es una clara violación al principio de progresividad; tenemos la Constitución Nacional por un lado garantizándonos la no importación de basura en el artículo 41 y por el otro lado este decreto.
De la misma forma, siempre nos topamos con discursos que convencen a miles, pero pienso que si no podemos como sociedad hacernos cargo, exigir, modificar, repensar nuestros residuos internos mucho menos podremos con los ajenos.
Cuál será el negocio que hay por detrás de todo ello? Seguro que no lo sabremos, pero esperemos que la realidad cambie, la economía circular realmente exista y qué, cuando los temas ambientales también sean sociales, se nos de la necesaria participación.